
En la obra, los individuos recaen en una categoría asexuada, pues sus cuerpos no tiene la típica musculatura masculina o la delicada silueta femenina, por lo que se manifiesta una representación espiritual más que física, se trata de lo sentimental antes que lo sexual; y que sentimiento más maravilloso y doloroso que el amor.
La expresión del alma humana envuelta en el ritmo de las suaves notas del amor, expresión del amor sin diferencia de género, ideología, nacionalidad, política o clase social.
Así Veilham nos enfoca al arte como fuente de manifestaciones sentimentales y belleza única que se la puede palpar a través de cualquiera de sus manifestaciones.
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