miércoles, 21 de abril de 2010

AGORA

Más allá de la historia, Agora narra la historia de Hipatia de Alejandría, considerada la primera gran mujer científica de la historia. Así recupera la olvidada figura de la filósofa. Al igual retrata la época de la caída del Imperio Romano y el germen del cristianismo. Su director, Alejandro Amenábar, transmite al espectador la emoción por descubrir todo lo que ocurre en el Universo y lo que significa intentar desentrañar el misterio del cosmos.

Amenábar pone a criterio del espectador, formular opinión en torno al fanatismo religioso y a los extremismos, como el ascenso del cristianismo y la lucha de esta religión con el judaísmo y el paganismo. Ya que la historia se desarrolla entorno al asesinato de la científica a manos de los cristianos allá en el siglo IV. Fue masacrada con el permiso del obispo, que en el film toma un papel de demagogo, empujó a los débiles a asesinarla, la considera como amenaza, pues la científica le refutaba sus doctrinas.

El director nos transmite la emoción de descubrir cómo funciona el universo utilizando los descubrimientos que va haciendo la protagonista y de su pasión por el conocimiento. Muestra también pautas trascendentales de la historia, pues tras la destrucción de la Biblioteca de Alejandría a la humanidad se quedó huérfana de conocimientos milenarios.

El film propone además la visión machista de la sociedad, pues al final de l película se evidencia que Hipatia es una mujer en un mundo de hombres. Es meritorio mencionar que Amenábar juega con las perspectivas para que el espectador se conecte con la historia, sobre todo con las imágenes de la Tierra desde el espacio, que a través de un zoom ubica al espectador, con imágenes, a ras de suelo.

El Mito de Quitumbe

Desde su nacimiento han pasado tantos soles como lunas. La justicia arrullo el mimbre donde su Mama lo acuno. Longo, tan nuevo y resplendente, acarreo sabiduría, tanto anduvo. Entre hielo, paja y rondador sus pasos a la gente alertaba. La Llacta lo acogió con sus caderas y sus mamas. Sus palabras, el manlle, como el maíz al indio. Eso fue Quitumbe.

Narra el mito que tras el diluvio universal se produjeron emigraciones, las mismas lle­garon por el mar al continente. Se crearon los poblados, en uno pue­blos nómadas se estableció en lo que ahora es Vene­zuela y fundó Caracas.

De estos pobladores, algunos pasaron a Sumpa, hoy llamado la Punta de Santa Elena, donde tuvieron una gran población, siendo el principal de ellos un cacique llamado Tumbe o Tumba, que con su buena industria y gobierno mantuvo su gente en paz y justicia. Este capitán despachó gente a descubrir tierras, pero jamás volvió a saber de esta expedición y con este pesar murió, dejando dos hijos, Quitumbe y Otoya.

El primero fundó un pueblo llamado "Tumbez" en memoria de su padre y el se­gundo fue hecho prisionero de unos gigantes y murió en poder de estos enemigos. Temeroso de los gigantes, Quitum­be buscó refugio en una isla que llamó "PUNA"; pero vio que era tierra seca y no llovía, mudó de temple y suelo y se fue a la sierra de Quitu, donde pobló un pueblo de su nombre. Cuando Quitumbe partió a la sierra dejó abandonada a su mujer Llira, preñada, y llegando el tiempo, de su parto parió un infante muy bello a quien su madre llamó GUA-YANAY que quiere decir golondrina. Guayanay, a su vez, dejó un hijo llamado Atau, que fue padre de Manco-Cápac, primer Inca.

Sucedió que los descendientes de Guayanay habi­taron en una isla y allí estuvieron hasta que llegó la ocasión de ser descubiertos, porque el cacique Tome, hermano de Guayanay, que gobernaba los llanos y era señor (Shyri) de Quitu, mandó perseguir a uno de sus hijos por el delito de adulterio que se castiga­ba con la pena de muerte, y el perseguido se aven­turó con su gente al mar y llegó casualmente a la isla en que residía Atau. Por este incidente supo el cacique Atau como había mucha tierra firme por to­das partes y cerca de donde estaba. Como Atau era ya viejo y murió muy pronto, acometió la empresa su hijo Manco - Cápac, al que acompañó el hijo del se­ñor (Shyri) de las tierras quiteñas o quitumbeñas, con su familia y vasallos, hasta el Titicaca.”

Fuente: mama-puma.blogspot.com

A PROPÓSITO DEL MITO…

El filósofo del renacimiento italiano, Mircea Eliade, expone el tema del mito en los estudios de la humanidad como la referencia histórica, los pueblos ancestrales podrían pensar en el mito como una verdad, como un cimiento de los ritos sagrados. Estas expresiones históricas no decaen con el paso de las generaciones, existen migajas de la gran pieza de pan que era el mito (el mito como alimento de la creencia de los antiguos pueblos) en el comportamiento actual de los individuos mencionando, hasta se podría decir que sus comportamientos radican en los mitos del pasado, distinguiéndolos como piezas propias de la realidad y no de las fantasías.

Así Eliade otorga al mito el mito la categoría de “realidad cultural”, cuyo enfoque se efectúa en las costumbres, que en su mayoría aún se conservan en la actualidad. Aquí encaja la crianza de los niños, la educación del hogar, los relatos de la historia, los ritos religiosos, la celebración festivas, el manifiesto de los sentimientos o temor al entorno; expresiones culturales las que estructuran al mito.


De este modo el mito va construyendo la realidad de los pueblos, como los personajes sobre naturales; la sabiduría colectiva, como los mitos de creación, enseñanza y trajearía; es decir, esa realidad que va forjando la creencia y la fe, la cultura. “El mito es verdadero porque está ahí la existencia del mundo para probarlo; están ahí esos hombres, esa tierra santa, esos caminos por donde los héroes y seres sagrados han recorrido”. La humanidad siempre ha intentado relatar su punto de inicio y el mito asido su herramienta, el relato de la creación de los pueblos, la creación del mundo, la creación del hombre, la narración de su existencia.

Pequeño Buda

El director de la película, Bernardo Bertolucci, muestra una serie de ritos, mitos y leyendas que engloban al mundo espiritual del budismo. A lo antes mencionado se suma la visión del mundo actual, Bertolucci encaja los principios del budismo, que por edad es antiguo, con la fantasía infantil de un niño del sigo XXI.

Mediante está fusión se procura concientizar sobre la situación actual de la humanidad, puesto que el ser humano se arraiga tanto al mundo material y a la individualidad que olvida escucharse así mismo y mirar su mudo espiritual en conjunto para alcanzar un verdadero bienestar tanto individual como colectivo.

Esto Bertolucci lo expone en la película cuando un socio del padre de Jesse muere y éste se ve muy afectado, es solo en este momento cuando empieza a cambiar de opinión sobre el budismo y decide acompañar a Jesse al Nepal, donde realizará varias pruebas para confirmar o rechazar la ideal de que pudiera ser la reencarnación del Lama Dorgi.

Así se propone el alejamiento del hombre y el mundo fenoménico para liberarse de los sufrimientos. Tal como lo hizo Siddartha, quien dejó su palacio y su riqueza para recorrer otros territorios donde vio el dolor; el hambre; la vejez y la muerte, y reconoció que el camino de la meditación era el único rumbo para alanzar la iluminación y convertirse en Buda

El trabajo cinematográfico propone la valoración de la constitución del ser humano tanto en cuerpo, mente y espíritu. Esto se mira cuando el Lama Norbu descubre que cada uno de los tres niños es una parte de una sola persona, el Lama Dorgi. De este modo Jesse es el cuerpo; Rayu es la mente; y la niña india es el habla o el espíritu.