martes, 11 de mayo de 2010

Cuento

Había una vez una princesa que buscaba la pareja perfecta. Todos los días ella se imaginaba conseguir a un hombre ideal y formar su pareja perfecta. En su habitación a solas decía. “el hombre perfecto ser noble, pero con la felicidad de un plebe. Con elegancia, pero que esto no sea su preocupación; es decir un hombre que juega con los contrastes.”

Pero no lo encontraba. Muchos reyes, príncipes y duques de la región la cortejaban pero ella no miraba en ellos al hombre de sus sueños. Ella sintió gran soledad, por dentro deseaba poner un alto a la caída y disfrutar de su vida. Ella no deseaba lecciones básicas de belleza, sino consejos para toda la vida, no buscaba un hombre de brazos asombrosos. Recordó con tristeza su infancia, cuando jugaba con sus amigos, niños y niñas del castillo. Jugaba contenta con todos sin importar clase social alguna. Recordaba emocionada “las travesuras de Sawayer”, un niño hijo de un herrero.

Con incertidumbre se pregunto por aquel niño y por sus demás amigos de la infancia. Pensó salir a buscarlos para caminar por el lago que estaba junto al reino, como lo hacia cuando tenia siete años, durante el otoño e invierno.

Busco a Rita la hija de una lacaya del reino. Pero se llevo una sorpresa cuando llego a las mazmorras y la encontró encadenada, había tratado de huir con su hermano pequeño por el bosque, pues su madre había muerto y ella no quería que su hermano sirva al rey como un guardia al que pudieran asesinar.

Pregunto a Rita si se acordaba de ella. Rita temerosa respondía poco, solo entre sí y no. La princesa miró que el amor no solo se expresa entre un hombre y una mujer, sino en todos los seres y en diferentes formas. La princesa decidió ayudar a Rita y a su hermano a escapar del castillo.

Por la noche utilizó, de los animales, las pieles salvajes, los camufló con ellos y salieron por los pasajes subterráneos que solo la princesa conocía y que llevaban al mar. Antes de despedirse los hermanos agradecieron a la princesa y juraron que jamás la olvidarían por la hazaña de ayuda que los brindó. La princesa decidió ayudar a todos sus sirvientes, los libero de sus cadenas y trabajos forzados. Desde aquel día la princesa fue apreciada por toda su gente, la conocieron como La dama Black, por que libero a los esclavos negros del reino. Años más tarde renunció a ser reina y terminó con la sucesión de la monarquía. Encontró a Sawyer con quien vivo hasta su muerte y juntos lucharon por la división social del reino.

Este cuento se recopilo de los títulos de la portada de la revista “Vanidades” del mes de septiembre del 2007.

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