miércoles, 10 de marzo de 2010

James Ensor

Conocido como James Sidney Edouard, el Barón de Ensor, o James Ensor, hijo de una familia de la pequeña burguesía de Ostende, fue reconocido como uno de los precursores del expresionismo y del surrealismo.

Sus primeras obras tratan temas tradicionales paisajes, naturalezas muertas, retratos, escenas de interiores y están pintadas con un colorido rico y profundo, con una iluminación suave pero vibrante, debido a que su desarrollo artístico se dio a mediados de la década de 1880, bajo la influencia del rico colorido de los impresionistas y la imaginería grotesca de maestros flamencos antiguos, como Hieronymus Bosch y Pieter Bruegel, el Viejo, así se desarrolló en temas y estilos vanguardistas, en especial de los festejos populares de Ostende,que le producían repulsión y rechazo.

Cada una de sus obras acoge en sus trazos a la humanidad como algo estúpido, amanerado, vano y odioso, retratando a los individuos como payasos o esqueletos, y reemplazando los rostros por máscaras de carnaval. En esta línea destaca su lienzo de enormes proporciones La entrada de Cristo en Bruselas en 1889.

Ensor utilizaba de forma deliberada colores fuertes y estridentes, así como pinceladas violentas y bruscas para potenciar el efecto agresivo de sus temas. Su obra ejerció una influencia de gran importancia en la pintura del siglo XX y su temática espeluznante allanó el caminó al surrealismo y sus técnicas, especialmente su pincelada y su sentido cromático, condujeron directamente al expresionismo. En un contexto histórico, el arte de Ensor, con sus colores violentos, habla mucho sobre las tensiones de su tiempo. A través de sus pinturas, James fue capaz de expresar lo inexpresable.

Durante los últimos años del siglo XIX, gran parte de su obra fue rechazada como escandalosa, en particular su pintura Entrada de Cristo en Bruselas (1888), pero sus cuadros siguieron exponiéndose, y poco a poco consiguió aceptación y aplauso. Para el año 1920 era protagonista de grandes exposiciones; en 1929 el compositor belga Flor Alpaerts acabó la «Suite James Ensor», y Ensor recibió el título de barón, otorgado por el rey Alberto. Ya en la primera década del siglo XX, no obstante, su producción de obras nuevas disminuyó, y en general los críticos consideran los últimos cincuenta años de la vida de Ensor como un largo período de declive.

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